Vivimos en una era donde cualquier persona con un smartphone puede reportar una noticia en tiempo real. Pero, ¿eso es realmente periodismo? Entre millones de likes y videos virales, la esencia del oficio —la búsqueda de la verdad, el rigor y la conexión humana— parece desvanecerse. La inmediatez ha reemplazado la profundidad, y el clic fácil amenaza con ahogar los pilares fundamentales de la profesión.
Escribe Gabriela Zevallos
Como estudiante de periodismo, estaba acostumbrada a recorrer los pasillos de la universidad en busca de algún docente que me brindara una nueva perspectiva sobre mis trabajos. Las entrevistas presenciales, que solían volverse interesantes, terminaba convirtiendose en una rutina. Sin embargo, hoy son desplazadas por horas de búsqueda en redes sociales, donde, actualmente, uno encuentra gran parte de la información que desea recaudar. Hoy en día, la noticia está al alcance de la mano, y rara vez es necesario salir a las calles.
Pero en una entrevista con Martín Carranza, un periodista y docente experimentado al que muchos admiramos, me enfrenté a una realidad distinta. Mi equipo y yo rodeamos su escritorio y fuimos transportados a un tiempo en el que los reporteros dependían, sí o sí, de un trabajo de campo intenso para obtener sus historias. Carranza recordó cómo la investigación implicaba enfrentarse a la realidad cara a cara, sin redes sociales que facilitaran la tarea. “Ahora tienes todo a la mano con Google”, afirmó. “Para investigar a alguien vas a su LinkedIn o sus redes sociales y encuentras todo”. Aprecié su punto de vista, pero me resultaba difícil no pensar en lo complicado que debió ser el periodismo antes de la era digital.
Una de las historias más impactantes que contó el profesor fue sobre el atentado en el centro comercial El Polo. Nos describió cómo, al llegar a la escena, se encontraron cara a cara con los terroristas. “Cuando llegamos, nos encontramos con los terroristas. Nos apuntaron con una FAL”, relató. En mi mente se dibujaron imágenes de caos, terror y la ausencia de las cámaras de celulares que captaran cada segundo de lo ocurrido. Ahora, todo puede transmitirse al instante, y cualquiera puede convertirse en reportero con un móvil en la mano. Sin embargo, en esa época, la noticia dependía únicamente de los periodistas presentes en la escena.
“La tecnología es buena y mala. Es buena porque abre opciones para todo, pero lo malo es que solo replica información”, dijo Carranza, señalando que, aunque la tecnología facilita el acceso a la información, esta puede difundirse de manera distorsionada. Estamos en una época en la que es muy fácil estar al tanto de lo que ocurre en nuestro entorno, algo muy diferente a lo que se vivía en años anteriores. Reflexioné sobre cómo, en mi niñez, los periódicos y los reportajes televisivos eran la única manera de enterarse de lo que sucedía. Hoy, una rápida búsqueda en internet te ofrece todo en un segundo.
Créditos: Cambio16
Al final de la charla, una frase resonó en mi mente: “Cualquiera puede ser, entre comillas, un periodista en un portal”. Y es cierto. En esta era digital, cualquier persona con un celular puede convertirse en reportero tras capturar un acontecimiento. Lo vemos a diario, con medios que ofrecen imágenes y videos captados por usuarios que estuvieron en el lugar de los hechos. Pero, ¿eso es ser un verdadero periodista?
Tal vez el periodismo no ha cambiado, solo ha evolucionado la forma en la que se cuentan las historias y los hechos. Según un artículo del Digital News Report en 2022, el periodismo digital surge del nuevo enfoque que los medios proponen para atraer a la audiencia. Una nueva manera de llevar la noticia al público, para que nadie se quede sin saber lo que ocurre a su alrededor: los periódicos ahora son PDFs, los largos reportajes se transforman en videos virales, las entrevistas se realizan a través de hilos de Twitter, y los reporteros ven disminuir su trabajo por las denuncias ciudadanas que llegan a través de WhatsApp. Es una nueva forma de conectar con el público, permitiéndoles participar activamente en la recolección de información.
No obstante, después de analizar y comparar el periodismo tradicional y el moderno, la necesidad de preservar los estándares éticos y profesionales debe mantenerse intacta. Nos encontramos en una época en la que las noticias no siempre son verdaderas y la información no siempre es exacta, por lo que es primordial profundizar en los análisis y en las investigaciones detalladas para evitar la falta de contexto. Exista o no la tecnología, un buen periodista siempre mantendrá su compromiso con la verdad y su imparcialidad, pero, sobre todo, su interés por conocer más sobre el mundo. Un buen periodista jamás pierde la curiosidad.
Carranza y otros profesores nos enseñaron que, aunque el periodismo haya evolucionado, no podemos olvidar sus principios: el compromiso con la verdad, la curiosidad y, sobre todo, el trabajo de campo exhaustivo. Porque, más allá del virus de la digitalización, ser periodista implica adentrarse en el mundo real, conectar con la gente y preservar los valores éticos que definen nuestra profesión. Elegir el mundo de los medios, los grandes eventos y conocer celebridades puede ser interesante, pero lo es mucho más cuando sientes la motivación de ser un agente esencial en la formación de una sociedad bien informada.