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“La fiebre aparecía y desaparecía. Pensé que moriría”




Una joven universitaria resiste todos los embates del dengue: fiebre, vómitos, pinchazos, desgano, dolor en todo el cuerpo. Cuando se recupera, después de dos semanas, escribe esta historia que hace reflexionar sobre cómo hasta ahora no podemos evitar que esta enfermedad siga asustando a varias regiones.





Una crónica de Natali Valenzuela


La cabeza me dolía tanto que no podía mantenerme parada aquella noche. No podía soportar los sonidos ni tampoco la luz de la casa e incluso la del celular me parecía extremadamente intensa. Pensaba que se trataba de la migraña que me acompaña desde los ocho años. Sin embargo, el dolor era insoportable, encima de los ojos. Me dolía la frente tanto que empecé a tener miedo. Después me dieron ganas de arrojar, pero no podía hacerlo. Entonces me provoqué el vómito. Pasó algo increíble. Se fue el dolor de cabeza. No era la migraña. Era el dengue.


Yo lo sospechaba porque dos noches atrás tuve una fiebre extraña y un dolor raro en todo el cuerpo. Sin embargo, nunca sentí que el maldito zancudo me había picado. No tenía ni una sola huella. La fiebre aparecía y desaparecía. Parecía que estaba en una montaña rusa de calentura.





El exceso de pastillas automedicadas causó que las palmas de mis manos y las plantas de mis pies se enrojecieran. Me producía una picazón fastidiosa como la que se experimenta al tocar una ortiga.



AL HOSPITAL


Vivo en Comas. Por la desesperación que me provocaban todos los síntomas, opté por ir al hospital de Collique para recibir medicación. Me inyectaron cuatro litros de suero que sirvieron para revitalizarme, pero no detectaron mi contagio del dengue. Fue la primera y última vez que me acercaría a ese lugar.


Los efectos del suero desaparecieron y los malestares se intensificaron. Mi familia decidió hacerme de nuevo el examen de sangre en una clínica. Ahí confirmaron que tenía dengue. Me recetaron más pastillas y complementos vitamínicos. No solo para el dolor de cabeza o mareos, sino también para mi estómago, junto a una dieta para aumentar mis plaquetas y glóbulos rojos.







Era de esperarse que perdiera mucha sangre, ya que también me encontraba con mi periodo. No podía pararme sin sentir mareos. Estaba muy débil. No podía comer, todo me daba asco. Incluso, rechazaba la chuleta a la parrilla, mi plato favorito.


En mi recuperación debía estar hidratada. Bebía mucha agua y suero. Las frutas que me llamaban la atención eran la manzana, la sandía y la naranja.



MÁS SUERO


Cumplí con mi horario de medicación. Me inyectaron más suero por las venas para atenuar los males y poder recibir un poco de alimentos. Además, tomé extractos de frutas y verduras.


Resistí catorce días para volver a hacerme un nuevo examen de sangre y ver mi evolución. Los resultados fueron buenos. Tripliqué mis plaquetas, pero mis glóbulos rojos se producían en menor cantidad.


El dengue ocasionó que mi agilidad no sea la misma. Me cansaba muy rápido. La mínima molestia o preocupación me producía hincones en la cabeza. Comía poco porque mi estómago se había reducido. Sin embargo, con el paso de las semanas, recuperé el apetito, la fuerza y los dolores de cabeza desaparecieron.





Recordé todas esas noches que no pude descansar por las malditas náuseas y los dolores. Por fin podía dormir tranquila. Recordé también como no podía disfrutar de la comida y valoré cada bocado de esa chuleta a la parrilla que mi madre preparó para mi recuperación.



A NIVEL NACIONAL


El dengue se ha propagado a nivel nacional de una manera insólita. Hasta la segunda semana de septiembre de este año, había alcanzado a más de 250 mil contagiados.


Las regiones con más índice de contagios son Piura, Lambayeque, Ica, La Libertad y Lima. Estas ciudades fueron afectadas por el zancudo llamado Aedes aegypti, que propaga el virus del dengue mediante una picadura.


Este suceso tuvo gran presencia en los medios televisivos. Se podían ver los hospitales colapsados por la cantidad de pacientes. El miedo y la zozobra acompañaban a todas las familias que tenían a uno de ellos en un estado de padecimiento.


Después de mejorar mi salud, vi el proceso de recuperación de tres contagiados de dengue en el mes de junio. Los tres sintieron dolor de huesos. Se trataba de los dolores musculares y de articulaciones que impide una movilidad normal.


Sintieron también una fiebre alta que desaparecía y aparecía en los primeros días. Solo dos de ellos sufrieron un fuerte dolor de cabeza cerca a los ojos. Por momentos, experimentaban una sensación de asco por algunos alimentos llegando al vómito y dos de ellos presentaron una picazón en todo el cuerpo en los últimos días de enfermos.


Solo uno de los entrevistados fue registrado como contagiado de dengue en el hospital Cayetano Heredia. Mientras que las otras dos personas pasaron toda su recuperación en casa sin ir a un centro médico.



FORMAS DE PREVENIR EL DENGUE


Los zancudos se establecen en lugares como los charcos, bidones de agua o jardines. Incluso, los insectos que propagan el virus también se pueden encontrar en los lugares donde no llega iluminación, dentro de botellas recicladas, floreros y debajo de los lavaderos.


El doctor Ramón Ruiz de la clínica La Luz me dijo que, a decir verdad, los zancudos prefieren el agua limpia para depositar sus huevos.


La mejor manera de prevenir el dengue es manteniendo un ambiente limpio y ordenado. En caso de tener bidones de agua, hay que mantenerlos sellados. Hay que usar protectores contra zancudos en caso de la presencia de este pequeño insecto que puede causar la muerte. La fumigación es muy importante sobre todo en lugares donde hay agua y vegetación.


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