Renato Cisneros alerta una crisis ética en el periodismo peruano
- Joseph Miñano
- 17 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 may

Luis Eduardo García y Renato Cisneros
En el marco de la Semana de las Comunicaciones de la Universidad Privada del Norte, el pasado 12 de mayo se realizó la videoconferencia “El difícil y seductor oficio de comunicar”, a cargo del periodista y escritor Renato Cisneros. A las 5:00 p.m., vía Zoom, Cisneros inició un encuentro que, lejos de ser solo académico, se convirtió en una conversación frontal y crítica sobre el presente —y el porvenir— del periodismo. El también poeta Luis Eduardo García moderó el evento, aportando sensibilidad y contexto a una charla que no esquivó la incomodidad.
Durante casi una hora, Cisneros trazó una radiografía del oficio periodístico en tiempos de saturación informativa y dominio de las redes sociales. Con un tono honesto, a veces severo, reconoció que uno de los mayores retos del periodista contemporáneo es lograr entregar información veraz en medio de un ruido digital que todo lo distorsiona. “La desinformación y el exceso de datos son parte del nuevo ecosistema comunicativo”, advirtió, señalando que muchas veces las redes, lejos de ser aliadas, se convierten en herramientas que minan el rigor y promueven errores profesionales.
Uno de los momentos más duros de la charla llegó cuando Cisneros afirmó que “hubieron más empresarios que periodistas”, en alusión directa al peso de los intereses económicos en los medios de comunicación. Esa subordinación del periodismo al capital no solo ha deteriorado la calidad informativa, sino que ha producido una erosión profunda en la confianza del público. Para él, la prensa peruana enfrenta una crisis ética que no puede ser ignorada.

Periodista interactúa con la IA, recordando que, en el periodismo actual, la ética es clave: la tecnología debe ser aliada de la verdad, no de la manipulación. (Imagen elaborada con IA)
“El periodismo es útil cuando es en beneficio de los demás”, remarcó. La frase, lejos de ser solo un lema, condensó el sentido profundo de su intervención: el periodismo no debe perder nunca su vocación de servicio. Aunque reconoció que hoy existen medios que priorizan la rentabilidad o el poder sobre el compromiso con la ciudadanía, insistió en que la esencia de comunicar sigue viva. “Hay que volver a las preguntas incómodas, al contexto, al archivo, a la historia”, señaló.
Cisneros hizo énfasis en que la historia es cíclica y que el periodista no puede —ni debe— desconectarse de ella. La memoria, dijo, es una herramienta tan poderosa como la inmediatez. En ese mismo hilo, rescató la aparición de espacios alternativos como clubes de lectura, que operan como focos de resistencia frente a la fugacidad digital. “Leer nos ayuda a pensar más allá del algoritmo”, subrayó.
El impacto de la inteligencia artificial tampoco pasó desapercibido. Cisneros reconoció que herramientas como ChatGPT pueden facilitar tareas, pero no reemplazan el criterio ni la intuición. “La IA puede responderte, pero difícilmente te va a formular preguntas”, dijo, dejando en claro que la creatividad y el pensamiento crítico siguen siendo el corazón del periodismo. Por eso alentó a los estudiantes a especializarse, investigar, y usar la tecnología con conciencia y profundidad.

Periodista interactúa con la IA, recordando que, en el periodismo actual, la ética es clave: la tecnología debe ser aliada de la verdad, no de la manipulación. (Imagen elaborada con IA)
Cerrando su intervención, lanzó una invitación esperanzadora: recuperar el periodismo desde las aulas, desde la formación, desde la conciencia. “A pesar de la crisis, el periodismo no está muerto. Sigue resistiendo en quienes se atreven a pensar, a incomodar, a servir”, afirmó. Su mensaje final fue un recordatorio poderoso: incluso en medio de la tormenta, sigue habiendo espacio para la esperanza.