Thaísa Daher se despide en París: la reina del bloqueo deja su huella

Thaisa junto a Gabi Guimaraes, compañera de selección durante un partido en París 2024

Escrito por Ana Lucia Caycho Huaroto

Thaísa Daher de Menezes dejó la camiseta de la selección brasileña tal como jugó toda su carrera: con fuerza, emoción y determinación. Su despedida, tras conquistar el bronce en París 2024, fue el cierre perfecto de una historia que inspiró a generaciones en Sudamérica.

El bronce de Brasil en los Juegos Olímpicos de París 2024 llegó tras un partido intenso ante Turquía. En la red, como tantas veces en su carrera,  Thaísa Daher de Menezes, volvió a ser protagonista anotando el punto final que selló la  victoria verdeamarela. Cada intervención suya tenía  un peso especial: era la última vez que defendía la camiseta del país que la hizo grande. 

La carrera de Thaisa comenzó en 2005, cuando debutó con la selección adulta de Brasil. Rápidamente se consolidó como una pieza clave del equipo que dominó el voleibol en la primera década de los 2000. Formó parte del histórico oro olímpico en Pekín 2008 y repitió la hazaña en Londres 2012, convirtiéndose en bicampeona olímpica y llevando a Brasil a lo más alto del podio mundial. A lo largo de su trayectoria, acumuló títulos sudamericanos, medallas en Copas del Mundo y en el Grand Prix, además de recibir reconocimientos individuales, destacándose como mejor central.

Thaisa no sólo se hizo  conocida  por su impresionante palmarés, sino también por su carácter. Siempre intensa, siempre competitiva,  era la voz que motivaba a sus compañeras a no rendirse. Su bloqueo se convirtió en una seña de identidad y en un referente a nivel mundial. Incluso cuando las lesiones en sus rodillas amenazaron con apartarla del deporte, regresó más fuerte que nunca, sin importar que tuviera que jugar con una férula en los partidos.

Thaisa posando con la medalla de bronce tras la victoria frente a Turquía

Por eso, su despedida en París tuvo un significado especial. Cerró su ciclo con una medalla en el cuello, dejando a Brasil en el podio y demostrando que aún podía marcar la diferencia. No hubo grandes discursos ni gestos dramáticos, solo la imagen de una campeona que sonríe con orgullo. Thaisa deja la selección como la mejor central que ha tenido Sudamérica, un ejemplo de liderazgo y constancia que inspirará a las nuevas generaciones.