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Cuento y Poesía


Tía, tía, tía
Era de noche en casa de la tía Liliana. Como de costumbre, su sobrina Lucero, de seis años, se quedó a dormir con ella porque su madre —la hermana menor de Liliana, Amanda— aún no terminaba el doble turno impuesto por su abusivo jefe del restaurante.


La última caminata
Miguel se despertó solo en su departamento aquella mañana fría. El lugar estaba impecablemente ordenado y limpio. Se preparaba para su rutina diaria sin prestarle demasiada atención a lo que todo el mundo vivía: el último día de sus vidas.


Carta a Aquilina Palomino
Hace mucho que no hablamos. Es difícil hacerlo cuando no puedo leerte ni escucharte, pero aun así te las ingenias para enviarme mensajes. Los entiendo más rápido que antes. Ya no soy el mismo que conociste, pero a la vez sí. Sé que guías mis pasos y estás en cada nuevo logro que consigo.


La muerte del Parca
Frente al pelotón de ejecución, el Parca sonríe. A través de la multitud, distingue a la mujer que alguna vez lo embrujó: Esmeralda.


Nomeolvides
Una diminuta flor de color índigo surge en medio de un desierto de cemento: el nomeolvides. El sonido de la puerta interrumpió las divagaciones de la mujer; la enfermera entró con un andar delicado.
–Es hora de la medicina, Jazmín –dijo. Ella asintió.
La enfermera poseía una atmósfera cálida y su característica sonrisa dulce encantaba a todos los pacientes. Si la primavera fuera una persona, ella sería su mejor representación.
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