Rossana Díaz Costa ha mezclado su pasión por el cine y la literatura para poder llevar a la pantalla grande el libro más celebrado de Alfredo Bryce Echenique.

Escribe Nikoll Benavides
La película “Un mundo para Julius”, dirigida por Rossana Díaz Costa, ha inaugurado el regreso de Cine Quilca, el cual estuvo cerrado por cuatro años. En el frontis de la Casa Leguía, en el cruce de los jirones Quilca y Camaná del Centro de Lima, se proyectó el filme.
Alfredo Bryce Echenique nos narra en su novela “Un mundo para Julius” la vida de un niño de 5 años que vive en Lima, en una familia aristocrática y una gran servidumbre durante 1950. Mientras va creciendo, comprende las injusticias y desigualdades del mundo adulto que van sucediendo dentro del palacio donde vive.
Recorrí los 36.5 kilómetros que hay desde Ancón hasta la Casa Leguía. A las 7:30 de la noche, media hora antes de que la película comience, se han llenado todas las sillas que han colocado en el jirón Quilca. Los que van llegando se sientan en el piso, los otros se quedan parados y algunos se apoyan en la pared. Yo he tenido suerte y me he sentado en la segunda fila.
Cuando empezó la película, un chico que estaba cerca de mí, sacó una bolsa de chifles; dos amigos de la primera fila disfrutaban de sus bebidas en latas; los de al fondo intentaban ser discretos con el ruido que hacían las envolturas de sus golosinas. Pero más fuertes eran las risas por las travesuras y ocurrencias que decía Julius, aunque estas fueron silenciadas por las escenas desgarradoras. Ahí se impuso el silencio, mientras los corazones se volvían polvo.

Frontis de la Casa Leguía donde se proyectan las peliculas de Cine Quilca.
Minutos antes de que la proyección acabara, ví que apareció la directora. Su estilo radiante y su alma jovial le permiten transmitirnos la dulzura de su arte cinematográfico.
Se limitó a hablar poco, aunque se ve que podría contarnos toda la noche sobre la película. Nos contó que hay una metáfora en la película. Hay varias escenas en las que Julius se mete en una piscina. Ella quiso retratar que él se siente ahogado y que el agua va oscureciendo mientras el protagonista va perdiendo su inocencia. Respondió algunas preguntas de su público con su voz hipnotizante y suave, Rossana Díaz Costa dijo que adaptar un guion es más complicado que escribir uno.

Conversatorio con Rossana Diaz Costa después
de la proyección de la pelicula.
Lanzar la película en cines, en época de pandemia, fue complicado y más la edición. Ella y el editor, Eric Williams, tuvieron que mandarse fragmentos de la película por whatsApp y luego enviar las correcciones por audio. Ella comenta “Sobrevivimos a Matrix: Resurrecciones y a Spider-man: No way home”. Estuvo 7 semanas en cartelera limeñas y 3 semanas en carteleras francesas. Fue distribuida en 35 países. Ganó el Premio Luces 2022 como mejor película.
Al final de la charla, recibió encantada una pintura de Vilma y Julius, hecha por la artista Maga Palomino. Rossana Díaz Costa, buenísima como es, le dedicó tiempo a cada una de las personas que se le acercaron, ya sea para una foto o para comentarle que la película les encantó.

Copia de la acuarela repartida por la artista Maga Palomino.
Otros jóvenes le agradecieron con pasión por hacer cine peruano. Algunos le hablaban de los excelentes planos secuencia que habían visto. Ella los escuchó con minuciosa atención a cada uno, pero evitó desbordarse de emoción.
Yo me acerqué tímidamente para hacerle unas preguntas sobre la película y ella me respondió que le tomaría toda la noche contestarme nada más la primera, así que me dio su número para hablar cuando no tenga público esperándola. Me despedí de ella con un beso en la mejilla como si fuera mi amiga de años.

Rossana Díaz Costa, directora peruana de "Un mundo para Julius"
Rossana Díaz Costa me comentó, al siguiente día de la proyección de la película, que estudió literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú, pero que invertía más tiempo viendo películas que leyendo libros. Se la pasaba metida en las filmotecas y los cineclubes que había en Lima en esa época. Eso la motivó a convertirse en alumna oyente de la Universidad de Lima en los cursos de cine.
Gracias a un profesor que le permitió participar de manera práctica, a inicios de los años 90, escribió y dirigió su primer corto en un curso que se llamaba Taller de Cine 1. Me dijo que la edición fue fascinante.
Tuvo la posibilidad de editar en moviola antigua. El corto fue filmado en 16 milímetros. No estaba en una era digital, sino que todo era artesanal y físico. Me comentó con pasión nostálgica “En ese tiempo lo cortabas con una especie de hacha y lo pegabas con cinta scotch y así ibas armando tu película. Eso me pareció mágico”.
Así fue como tuvo una epifanía. Rossana Díaz Costa tenía que estudiar cine. No existe la carrera de cine en el Perú. Ella cree que es una vergüenza que en el Perú siga sin existir una escuela de cine pública. Terminó la carrera de literatura y consiguió una beca en España para seguir estudiando literatura. Se quedó 12 años allá.
Estudió un doctorado en literatura y en dos escuelas de cine mientras trabajaba. “Si no tuviera cuentas, viviría del cine y de la literatura”, dijo.
Cuando era joven, la lectura le ayudaba a vivir su realidad. “Leer es el placer de vivir otras vidas, en otros mundos; el cine te transporta a otras épocas, viajar a otros países, identificarte y empatizar con personas que están lejos de tu vida real”. Sigue enseñando literatura y cine, pero más cine que literatura, claro. “El mundo para Julius” es una fusión de sus dos pasiones.
Me lo contó todo como un sueño. Leyó “Un mundo para Julius” a los 12 años y desde ahí ha sido una lectura constante para ella, tanto que en la universidad lo utilizó para un trabajo. Antes de comprar los derechos, ella ya tenía el borrador del guion, lo cual hizo posible que Alfredo Bryce Echenique le permitiera llevarlo a la pantalla grande.

Rossana Díaz Costa en el proceso de rodaje
de la película "Un mundo para Julius"
El proceso inició en el 2015 y finalizó en el 2019. Ella se acercó a los bancos a solicitar financiamiento para “Un mundo para Julius”, no podían creer que quien haría la película era una mujer. No tuvo ese impedimento para su primera película: “Viaje a Tombuctú” porque su productor argentino la acompañó.
Ella quería que la película le gustara a Alfredo Bryce Echenique y el escritor había quedado encantado, incluso desde antes que se empezara a grabar, aceptó participar con sus dos amigos de la infancia: Marita y Federico Camino. Pero se accidentó antes del rodaje. Estaba en cama, enyesado. Esto le impidió estar desde el inicio del rodaje como tanto lo anhelaba, pero apareció el último día de rodaje en silla de ruedas.
Lo levantaron y lo pusieron en una silla para que pudiera estar sentado en la escena del cumpleaños de Rafaelito. Él aún estaba convaleciente y no debía salir de su casa, pero el deseo de aparecer en la película fue más fuerte que su dolor físico. Y fue así como se inventó una pequeña y fugaz toma para que él pudiera volver a su casa lo más pronto posible.
La proyección de la película “Un mundo para Julius” ha reunido a hombres llenos de canas, mujeres de arte, jóvenes con cabello teñido, fanáticos de la literatura, amantes del cine peruano y estudiantes de comunicación para disfrutar de los excelentes planos cinematográficos, reír con la inocencia de Julius y sufrir juntos las injusticias y muertes repentinas de personajes con los que nos cautivaron el corazón desde el inicio.