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Escribe: Jeanette Pérez Osorio

15 de febrero de 2025

20 de enero de 2025. Ocho de la mañana en Cadena Sur Noticias TV. Gastón Medina inicia su programa como de costumbre, con esa voz inconfundible que mezcla indignación y determinación.

—Buenos días, estamos en una nueva edición. Les saluda Gastón Medina. Hoy tenemos mucha información para ustedes.

 

Mientras habla, sus manos recorren inconscientemente la mesa del estudio. Se percibe el cansancio en su voz. Se frota los ojos; las ojeras delatan las largas horas de investigación. Pero su mente no se detiene. Mientras expone una nueva denuncia, los recuerdos zumban en su memoria.

Hace más de cuarenta años, su voz resonaba en una cabina muy diferente. Tenía apenas veinte años cuando comenzó como locutor y productor en Radio Panamericana, una de las emisoras más influyentes de Lima durante la explosión del rock en español. Desde aquellos micrófonos no solo presentó la música de una generación, también compartió escenario con bandas legendarias como Los Fabulosos Cadillacs, Los Enanitos Verdes y Soda Stereo.

"El 06 de enero el  periodista Gastón Medina interrumpe sus vacaciones para conducir su programa, convencido de que la situación lo amerita, mostrando su compromiso con la verdad".

Fuente: Infobae

—¿Y qué tiene que ver la Policía con una campaña médica? ¡Ellos deben buscar delincuentes!

Su voz lo devuelve al presente, cargada de indignación.

Mientras analiza el tema, su mente vuelve a hilar el pasado. En 1986, entrevistó a Gustavo Cerati en una de las conversaciones más memorables de su carrera. Fue en esos años cuando sus compañeros de Radio Panamericana le otorgaron el apodo de Wolfie, inspirado en el disc jockey estadounidense Peter Wolf. Al principio, consideraron llamarlo El lobito nocturno por su programa en horario estelar, pero finalmente Wolfie se convirtió en su sello.

Sin embargo, no se limitó a la radio. Su voz pedía tinta y papel. La prensa escrita de espectáculos le abrió las puertas, y él cruzó el umbral con la misma pasión con la que narraba un disco en vivo. Sus crónicas de conciertos lo llevaron por el mundo, siempre con un boleto asegurado en primera fila.

—Si me iban a pagar por contar lo que veía y vivía en los conciertos, entonces era más que espectacular —había confesado en una entrevista.

Pero el tiempo pasó, y el querido Wolfie regresó a su natal Ica, la ciudad que lo vio nacer un 11 de noviembre de 1964. A inicios de los 2000, su voz ya tenía peso en la región. Tiempo después, logró hacerse con un canal de televisión: Cadena Sur TV, en la señal abierta local. Desde allí, construiría su trinchera.

Desde su programa, la voz de Gastón Medina resuena con la misma fuerza de siempre. En pantalla, su mirada es firme y su tono implacable. Sus televidentes se han acostumbrado a su estilo enérgico y a sus constantes denuncias contra la corrupción y la impunidad. Gastón nunca los decepciona.

—Hoy tenemos un informe especial: una denuncia sobre los camiones compactadores adquiridos por el municipio. Al final, ¡es chatarra! Y encima nos dicen que hemos ahorrado dinero…

Se refería a las presuntas irregularidades en la gestión del alcalde provincial de Ica, Carlos Reyes Roque.

—Contraloría hace jaque mate a Carlos Reyes y, ante ello, el alcalde evidencia su desesperación. Con argumentos falaces, funcionarios de la Municipalidad de Ica intentan desvirtuar el demoledor informe sobre la compra de los camiones compactadores de basura.

Su indignación resuena en el estudio. Luego, aborda un caso insólito: una mujer bebiendo pisco dentro de una comisaría.

—¿Qué pasa en la comisaría de Chincha? En lugar de estar buscando delincuentes, el coronel de la Policía, Daniel Elías Soto, permitió que una jovencita ingresara a su despacho con una botella de pisco. Me imagino que pasó todos los filtros para llegar hasta ahí.

El reloj avanza. Queda mucha información por compartir. Suspira, ajusta los papeles sobre la mesa y lanza su última frase del día:

—Mañana continuaremos con más detalles. Sin embargo, no se olviden que también me pueden escuchar a las 12 del día en Radio Nova 91.9.

Pero esa mañana nunca llegaría.​​

—Hoy tenemos un informe especial: una denuncia sobre los camiones compactadores adquiridos por el municipio. Al final, ¡es chatarra! Y encima nos dicen que nos han hecho ahorrar dinero…

Facebook Gastón Medina Sotomayor

​Las amenazas habían sido una constante en la vida de “Wolfie”, pero nunca imaginó que se harían realidad. No hubo advertencia. No hubo tiempo de correr. Solo un disparo. Luego otro. Y otro más. Según los informes policiales, un total de ocho proyectiles impactaron en el cuerpo del hombre que, durante años, fue considerado uno de los principales referentes del periodismo iqueño.

​Wolfie fue sorprendido por el asesino, a la salida de su casa, justo cuando se dirigía a conducir su programa radial del medio día.

Gastón apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de desplomarse pesadamente sobre el asfalto. Su corazón aún latía débilmente, pero la tragedia ya estaba consumada. Un disparo en el pecho. Otro en el abdomen. Su cuerpo se arqueó hacia atrás con violencia, como si el aire lo hubiera abandonado de golpe. A su alrededor, el desconcierto se apoderó de su familia. Los gritos de auxilio se mezclaban con la voz temblorosa de un videoaficionado que, con el celular en mano, intentaba registrar la escena.

—¡Balacera! ¡Llama a la policía! ¡Pide una ambulancia! —se escucha en el video, entre jadeos y pasos apresurados. En el fondo, la voz de un niño rompe el caos:

—¡Papá!

Era el pequeño Gastón, su hijo de 11 años, testigo del asesinato de su padre.

El periodista combativo, conocido por su postura crítica contra el Gobierno Regional de Ica y sus denuncias sobre corrupción en la gestión pública, exhaló sus últimos suspiros.

 

Videoaficionado muestra el instante del asesinato.

Fuente: La Lupa

Otro testigo se sumaba a la tragedia. Una cámara de seguridad registró cada segundo del crimen: el asesino llegó a bordo de una motocicleta, inspeccionó la zona con la frialdad de quien ya tenía su objetivo marcado y, sin titubear, disparó. La muerte vestía una polera blanca, pantalón jean y casco; sus zapatillas blancas con detalles negros contrastaban con la sangre que, segundos después, mancharía el pavimento.

La familia del periodista intentó salvarlo. Lo subieron de emergencia a un vehículo y lo llevaron al hospital Félix Torrealba Gutiérrez, pero las heridas eran demasiado graves. Gastón Medina no sobrevivió. La ciudad, que siempre había sido testigo de su valentía, ahora observaba enmudecida su partida. Edwin Uchuya, su acompañante aquella mañana, tuvo mejor suerte: solo sufrió heridas leves, aunque el impacto emocional de haber presenciado el crimen lo marcaría para siempre.

Los testigos aseguraron que el ataque ocurrió minutos antes del mediodía, justo cuando Gastón se preparaba para salir rumbo a su programa de radio. El material audiovisual no dejaba lugar a dudas: el asesino había merodeado la zona durante un largo rato antes de disparar.

Carlos Santana Uribe, amigo de infancia de Gastón, conversó con él horas antes del atentado.

—Me dijo que estaba preocupado, que lo seguían llamando y le advertían que ya sabían dónde estaban sus hijos. Le decían: "Te crees vivo, ya vas a caer".

¿Quién ordenó su muerte? Las investigaciones siguen. Sin embargo, hay un sospechoso. Según el portal La Lupa, se trataría de Jackson Eduardo Linarez Giménez, un ciudadano venezolano que, de acuerdo a testimonio de los vecinos, estuvo vigilando la casa de Medina horas antes del crimen. De él se sabe poco. Según su carné de extranjería, nació en 1996. Se conoce que ingresó al Perú el 29 de junio de 2018 procedente de Ecuador.

​—Me dijo que estaba preocupado, que lo seguían llamando y le advertían que ya sabían dónde estaban sus hijos. Le decían: "Te crees vivo, ya vas a caer".

Las razones detrás del asesinato de Gastón Medina aún están en investigación. En los últimos meses, el periodista había seguido la pista de los extorsionadores que controlaban el transporte colectivo entre Ica y Lima. La Policía no lo descarta: su muerte pudo haber sido un mensaje, una advertencia brutal de que hay límites que no se pueden cruzar en una ciudad donde el transporte y la violencia han sellado un pacto de sangre. Pero Gastón Medina los cruzó, y esa pudo haber sido la causa de su asesinato.

Jackson Eduardo Linarez Giménez, identificado con el carnet de extranjería:  V25842961

Fuente: Punto de Quiebre

El director de la Cámara Internacional de la Industria del Transporte, Martín Ojeda, hablaría sobre el negocio ilegal del transporte:

—Los colectiveros ilegales pagan por salir. Pagan a diario, en efectivo, en puntos estratégicos donde las reglas no las ponen las autoridades, sino quienes manejan el negocio en las sombras. Después del puente Alipio Ponce, nadie circula sin dejar su cuota.

Más adelante, agregaría:

—A cada vehículo de transporte ilegal le cobran entre S/10 y S/15 por salida. Esto ocurre en la ruta Ica-Lima. Si el promedio de vehículos ilegales en esa ruta es de 250 unidades, multiplicado por S/10, las ganancias al mes superan los S/70.000. La Sutrán aún no puede combatir esto por falta de apoyo.

Operativo conjunto entre efectivos policiales y funcionarios de la Subgerencia de Transportes de la Municipalidad Provincial de Ica en un esfuerzo por combatir la informalidad en el transporte y garantizar la seguridad de los ciudadanos. El operativo se realizó en la avenida Matías Manzanilla y la calle Fray Ramón Rojas, a la altura de los paraderos informales de las rutas Ica, Pisco, Chincha y Cañete-Lima, viceversa y otros.

Foto: Facebook Región Policial Ica

CAPÍTULO 2: JUSTICIA PARA GASTÓN

Ocho de la mañana en la región de Ica. A una semana del asesinato del querido Wolfie, la ciudad despierta entre el bullicio de los mercados y el ir y venir de triciclos cargados de frutas. Es la tierra del pisco, del algodón y del misterio, pero hoy el aire parece más denso, cargado de una ausencia que se siente en cada rincón.

En la pantalla de Cadena Sur Noticias TV, el programa de Gastón se mantiene en su horario habitual. Pero esta vez, la pantalla devuelve sólo silencio. No hay denuncias. No hay preguntas incómodas. Solo un vacío inmenso que resuena como un grito callado.

La transmisión sigue al aire, pero la silla del conductor está vacía. No es un error técnico. Es un homenaje. Un recordatorio de que alguien quiso silenciarlo para siempre. Desde el 27 de enero, el ritual se repite: la imagen de su espacio intacto, el mutismo como testimonio de una voz que no debió apagarse. Los televidentes han aprendido a leer en ese vacío, a descifrar el luto compartido.

 

De lunes a viernes, desde las 8 de la mañana, Cadena Sur Noticias TV transmite durante una hora el programa de Gastón Medina, esta vez en ausencia de su conductor.

En las redes sociales del canal que lo acompañó por años, la indignación y el dolor se vuelven palabra:

Katya Cabanillas escribe con rabia contenida: “Mi sentido pésame a la familia de Cadena Sur, un abrazo, Pilar. Lo siento mucho. ¡JUSTICIA para Gastón! Ministerio Público y PNP de Ica, den la talla, esto no puede quedar impune. Me siento muy triste porque el periodismo ha sido tocado en el corazón, no lo pueden permitir. Si han matado a Gastón, multipliquen la ruta que él seguía. No van a poder contra todos. ¡UNIDAD CONTRA LA CORRUPCIÓN!”

María Ysabel Fernández Neyra se suma al clamor: “Tu voz no se apagará, porque el eco de la verdad trasciende el silencio. Que la justicia prevalezca y tu lucha inspire a quienes no temen hablar por el bien de todos. Descansa en paz, valiente comunicador”.

Liliana María Huamán Yarasca es breve, pero contundente: “Apagaron la voz del pueblo. ¡JUSTICIA, JUSTICIA!”

Luz Yui Loyola insiste en la necesidad de acción: “Su muerte no puede quedar impune. Todos los iqueños debemos unirnos. Justicia para Gastón, que pueda descansar en paz”.

Verónica Tapia, con la voz entrecortada por la tristeza, recuerda su lucha: “Realmente, Gastón sí luchaba contra la corrupción. Le hicieron una imagen que no era, fue perseguido políticamente y, dentro de toda la desgracia que le ha pasado al pueblo iqueño, silenciaron a Gastón Medina, que era la voz del pueblo. Silenciaron al pueblo iqueño…. Tuve la suerte de conocerlo, y puedo decir que era correcto, noble y honesto. Y se fue como lo merece, reconocido a nivel nacional como un personaje que luchaba contra la corrupción. ¡JUSTICIA PARA GASTÓN MEDINA! Que su lucha valga la pena”.

La ausencia de Gastón no solo se siente en la pantalla y en el canal que fue su casa, sino en cada palabra que resuena en la memoria colectiva. Su voz fue callada, pero su eco sigue creciendo, convertido en un clamor de justicia que no se detendrá.

Antes del 20 de enero del 2025, Gastón Medina ya había aprendido a vivir con el miedo. Era abogado, pero su verdadera vocación estaba en Cadena Sur TV y en la radio que dirigía, medios donde cada emisión era un juicio sin jueces comprados. Los enemigos eran invisibles, pero los mensajes eran claros. Lo querían muerto. Aun así, cada mañana se sentaba frente a la cámara, desafiando el peligro con una sonrisa.

Wolfie era un periodista que incomodaba a los poderosos y daba voz a los olvidados. Su programa en Cadena Sur TV era un archivo sin denuncias enterradas, un espacio donde la corrupción no encontraba refugio. No era la primera vez que intentaban callarlo. Una de sus asiduas televidentes, Isabel Pisconte Junchaya, recuerda aquellos días en que Gastón tuvo que esconderse. Salir a la calle era un riesgo; volver a casa, un acto de valentía. “Un tiempo estuvo en la clandestinidad, sin poder abrazar a su familia, sin poder caminar tranquilo. Todo por decir la verdad”, escribe Isabel, como quien revive una herida abierta.

​"Un tiempo estuvo en la clandestinidad, sin poder abrazar a su familia, sin poder caminar tranquilo. Todo por decir la verdad".

Desde hacía años, Medina denunciaba corrupción dentro del Gobierno Regional de Ica y la Policía Nacional. En sus programas de televisión hablaba de cómo se manejaban los fondos, de las influencias que se movían en la Huacachina. Con cada revelación, el peligro se hacía más tangible.

 

Los coches de policía

Representación gráfica de los diversos atentados contra Gastón Medina en los últimos años. La infografía también muestra datos importantes sobre la cantidad de atentados en el Perú y el mundo.

Video Publicado en Contigo TVpe en el que se escucha hablar a Gastón Medina  con el Chino Mere quien le dijo que su vida corría peligro.

CAPÍTULO 3: EL LEGADO DE GASTÓN MEDINA

El 22 de enero, Ica despidió a Gastón en medio de una multitud que no solo lloraba su partida, sino que exigía, una vez más, lo que tantos claman y tan pocos reciben: justicia. En el centro de todo, una mujer con los ojos enrojecidos sostenía una fotografía. Era su esposa, Nelly Nathalie Caico Sánchez. Sus manos temblaban, pero no la soltaba. A su lado, un familiar la abrazaba con fuerza, como si intentara sostener también su dolor. Junto a ella, su hijo, el pequeño Gastón, silencioso, tal vez recordando en cada paso los momentos compartidos con el padre que le fue arrebatado. Los gritos de justicia rompían el silencio de la ciudad mientras el féretro era llevado al Cementerio General de Saraja.

Antes del entierro, la iglesia se llenó de flores blancas y rezos. Una misa de cuerpo presente reunió a quienes lo amaban y a quienes, sin conocerlo, se sintieron tocados por su historia. Afuera, los carteles se alzaban: “Ica unida contra el sicariato”, “Por un Perú sin violencia, queremos paz”. Globos blancos flotaban sobre las cabezas, como si fueran las últimas palabras de despedida. Cuando la canción Amor eterno empezó a sonar, los ojos de muchos se nublaron. Su esposa, con la foto de Gastón apretada contra su pecho, caminó junto a él hasta el final.

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La población exigía justicia y acompañó el féretro de Gastón Medina hasta su sepultura.

Foto publicada por el diario Correo de Ica

Pero los clamores de justicia no se apagaron tras el entierro. El 26 de enero, las calles de Ica se llenaron de voces y carteles. 'No a la impunidad', exigían. 'Gastón, amigo, Ica está contigo', repetían con rabia y dolor. La multitud avanzaba unida, como un solo cuerpo, determinada a hacer justicia. Entre ellos, estaba Nelly, o Naty, como él solía llamarla.

—No queremos que su muerte sea una muerte más, tengo fe de que se haga justicia. Ya habrá tiempo de llorar, voy a salir adelante por mi hijo —dijo con firmeza mientras marchaba.

Mientras caminaba, Nelly recordaba:

"Mi esposo denunciaba todos los actos de corrupción con pruebas. La única forma de callarlo era matándolo."

El 26 de enero, Ica clamó justicia. 'No a la impunidad', gritaban. 'Gastón, amigo, Ica está contigo', repetían con dolor.

Fuente: Pisco Noticias

El amor de Nelly por  Gastón trascendía la muerte:

"Siempre serás mi bello amor ❤️❤️ Gastón Darío Medina Sotomayor. Gracias por ser el mejor padre que tuvo mi hijo y un excelente esposo ♥️😘. No descansaré hasta que se haga justicia, mi amor."

Las palabras quedaron flotando en el aire como un lamento imposible de apagar.  Lo escribió en su facebook, con el dolor aún fresco, con la rabia atragantada en la garganta, con las manos temblorosas sobre el teclado de su teléfono. Fue su promesa.

—No queremos que su muerte sea una muerte más, tengo fe de que se haga justicia. Ya habrá tiempo de llorar, voy a salir adelante por mi hijo —dijo con firmeza mientras marchaba.

Gastón y Nelly se comprometieron el 5 de mayo de 2013. Habían pasado doce años desde aquel sublime momento en que se juraron amor eterno, pero su historia había comenzado mucho antes. 'Fue el 4 de agosto de 2007 —días previos al terremoto— cuando iniciamos este recorrido juntos. Sin duda, es difícil transitar con una persona cuyo trajín de vida se asemeja a una montaña rusa, pero ahí estuvimos, hasta hoy', escribiría Gastón en su Facebook.

Wolfie era un eterno enamorado y no dudaba tampoco en expresarlo: 'Feliz día, amor Naty, y que vengan más años juntos. Te amo', le dedicaría en otra  publicación.

Siete años después, paradójicamente en  agosto nacería su hijo a quien llamarían como él.  Amaba profundamente a su pequeño Gastón, tanto como a su hija Ornella. 'Mi hijo Gastón es bello, igual a mamá. Pero algo sacó de papá. Aunque, viendo fotos de su hermana Ornella a esa misma edad, parecen gemelos. Bellos mis hijos', escribiría en noviembre de 2020.

Desde la muerte de Gastón Medina, el Ministerio Público informó que la fiscal provincial Anyela Salazar tomó medidas inmediatas tras el crimen, ordenando diligencias urgentes e inaplazables. Se dispuso el levantamiento del cadáver, la recolección de pruebas y testimonios, así como el análisis de videos de seguridad en la zona. Sin embargo, hasta el momento, los responsables siguen en la sombra.

Mientras tanto, la Municipalidad Provincial de Ica emitió un comunicado expresando sus condolencias y rechazando cualquier vínculo con el asesinato, en respuesta a las crecientes acusaciones de ciudadanos que la señalaban como responsable. Gastón había dedicado buena parte de su labor periodística a denunciar presuntas irregularidades dentro de la gestión municipal, lo que llevó a muchos a sospechar que su muerte no fue coincidencia.

Foto: Del Facebook de la Municipalidad de Ica 

El martes 21 de enero, desde tempranas horas, la plataforma virtual del municipio difundió un mensaje de condolencias dirigido a la familia del comunicador asesinado. Sin embargo, la publicación pronto se convirtió en el epicentro de una avalancha de comentarios. Junto a las expresiones de solidaridad, también surgieron acusaciones directas que responsabilizaba a las autoridades municipales del crimen.

Ante la creciente polémica, la Oficina de Imagen Institucional decidió retirar el mensaje, argumentando que su permanencia sólo alimentaría el clima de odio y especulación. Pero la medida solo avivó las sospechas. ¿Se trató de una acción prudente para evitar la difusión de información malintencionada, o de una respuesta apresurada que, lejos de disipar dudas, generó aún más interrogantes?

Lo cierto es que el asesinato de Gastón Medina ha dejado al descubierto no solo la inseguridad que afecta a la región, sino también la profunda desconfianza de la población hacia sus autoridades. Mientras las investigaciones avanzan, el caso sigue generando debate y reflejando el ambiente tenso.

Los poderosos pueden sentirse a salvo, por ahora. Pero la justicia tiene un ritmo propio, un tiempo que no entiende de plazos ni de miedos. Y en la memoria de quienes cada mañana encendían el televisor para escucharlo, Gastón sigue en el aire.

 

Han matado a Gastón Medina, el periodista más importante de la región. Lo que han hecho es poner una mordaza a todos. Mientras tanto, su esposa lo recuerda cada día con un nudo en la garganta. "Cada vez que pasaban estas cosas me decía: ‘Perdóname por lo que te hago pasar’". Pero ella sabe que él nunca tuvo nada que pedir perdón. Porque la verdad no se negocia. Porque su voz, aunque intentaron silenciarla, sigue resonando en cada rincón de Ica.

CAPÍTULO 4: BALAS Y CENSURA: CUANDO EL CRIMEN SILENCIA A SANGRE FRÍA

La violencia en Perú no da tregua. En los primeros 16 días de enero, el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) registró 6,926 muertes a nivel nacional, de las cuales 81 fueron homicidios. Lima, La Libertad, Callao, Ica y Piura concentran la mayor cantidad de crímenes, reflejando un país donde el sicariato y el crimen organizado han impuesto su ley.

Para un periodista, la búsqueda de la verdad en Perú se ha convertido en una sentencia de muerte. Denunciar la corrupción, exponer las mafias, revelar la podredumbre en el poder tiene un precio alto: la vida. Y las balas que callan voces no solo terminan con un individuo, sino con el eco de la justicia que intentaba hacer resonar.

Mapa de la edición 2024 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF).

David Reátegui Apaza lo supo desde el primer momento. Lo supo el día en que decidió denunciar a los extorsionadores de Carabayllo, cuando encontró en su buzón la primera amenaza escrita con torpeza pero con un mensaje claro: "Cállate o atente a las consecuencias". Lo supo cada vez que un número desconocido lo llamaba en la madrugada y una voz sin rostro le susurraba su destino. Lo supo el 9 de noviembre de 2024, mientras caminaba fuera de la Municipalidad de Carabayllo y sintió en la nuca la presencia de la muerte. Los sicarios ya estaban ahí. Unos pasos más, el estruendo de los disparos y luego el silencio. Un silencio denso, impenetrable, definitivo.

No era el primero. No sería el último. La violencia contra los periodistas en Perú no es una sombra nueva. Es un fantasma que acecha desde hace décadas, que cambia de rostro pero nunca se disipa. En las regiones del país, donde la verdad es incómoda y los poderosos tienen nombres conocidos, el peligro es aún mayor. El Consejo de la Prensa Peruana (CPP) reporta agresiones constantes por parte de funcionarios y agentes de seguridad. En Loreto, Paul Vega Roque, periodista de Radio Estación MIC, terminó en el suelo, con la cara ensangrentada, después de que un policía le propinara un puñetazo en plena cobertura de una protesta. "¿Cuál represión?", le dijo el agente antes de soltar el golpe. La ironía, a veces, es más brutal que los puños.

Hugo Bustíos Saavedra también lo supo en 1988, cuando investigaba violaciones a los derechos humanos en Ayacucho y lo emboscaron en el camino. Luis Choy lo supo en 2013, cuando alguien tocó el timbre de su casa en Pueblo Libre y lo recibió con una bala. José Yactayo lo supo en 2017, cuando la muerte lo desmembró y lo metió en una maleta, dejándonos preguntas que aún nadie responde.

David Reátegui Apaza lo sabía. Pero siguió adelante. Porque el periodismo no es solo una profesión; es un destino. Un camino sin regreso donde la verdad, aunque duela, se cuenta hasta el final.

En lo que va del 2025, la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) ha denunciado una serie de amenazas y atentados contra periodistas.

​En pleno 2025 las denuncias contra agresiones a periodistas, asesinatos siguen siendo constantes y de eso informa la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) continuamente. 

Presiona sobre las siguientes imágenes para conocer 7 casos que pusieron en riesgo la libertad de prensa en nuestro país. 

Abogado de exministro denuncia a periodistas de Latina TV tras destape del caso Qali Warma – FrigoInca por revelación indebida de identidad

Casma: periodista local es agredido por comerciante durante cobertura de elecciones en mercado

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San Martín: periodistas locales fueron impedidos de cubrir reunión en Municipalidad Distrital de La Banda de Shilcayo

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Cusco: Alcalde de Maranura arroja equipos de trabajo de reportero que intentaba tomarle declaraciones

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Huánuco: Personal de seguridad del gobernador regional agrede y roba a periodista

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CAPÍTULO 5: GASTÓN MEDINA:
SU ESENCIA , SU VIDA

En 2022, lejos de los micrófonos y las amenazas, Gastón Medina, se dejó llevar por la emoción de su hijo mientras recorrían Universal Studios. Caminó por Jurassic Park con una sonrisa amplia, como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante. En ese parque de dinosaurios, entre gritos de emoción y fotos improvisadas, no era el periodista que desafiaba al poder. Solo era un padre, un hombre que, por un día, se permitió olvidar que su destino ya estaba escrito.

Pero Gastón no solo hablaba de política. Hablaba de la gente. De sus angustias. De sus sueños rotos. De esas pequeñas victorias que daban sentido a la vida. Roberth Campos lo recuerda en su casa, a espaldas del campo ferial, donde las visitas siempre llegaban con una sonrisa y el aroma de los pitipanes recién hechos por su esposa.

—Te voy a enseñar —le dijo un día entre risas, mientras amasaba con destreza.

Era un hombre de batalla, sí, pero también de afectos sencillos. De esos que saben que la vida, al final, también se construye con gestos pequeños, con risas compartidas, con la calidez de un plato servido en la mesa.

Gastón Medina fue un hombre de micrófono y de silencios, de debates encendidos y charlas sin apuros. Javier Lishner lo recordó con cariño una tarde de abril de 2009 en su blog. Habló sobre su encuentro en Santa Clara, California. Aquella vez, sentados en un restaurante peruano, con un lomo saltado al centro de la mesa y una chicha morada tibia, Javier habló de Gastón con la familiaridad de quien lo conoció en más de una faceta. Wolfie, le decía, con una mezcla de admiración y camaradería.

“No solo era el locutor de voz inconfundible, el DJ que podía encadenar a Genesis con Charly García como si fueran hermanos de sangre, o el entrevistador que lograba que hasta el más huraño de los artistas soltara una confesión inesperada. Gastón era también el tipo que te hacía reír en los pasillos de la radio, el que llegaba con un disco bajo el brazo y te decía: 'Escucha esto, te va a volar la cabeza’. Y tenía razón”, escribiría.

Aquella tarde en Santa Clara, Javier lo recordó contando anécdotas de sus inicios en Panamericana, de las noches largas en la cabina, del vértigo de las primeras transmisiones en vivo. Pero también habló del Gastón padre, del hombre que un día le dijo: 'Cuando mi hija nació, me di cuenta de que nada en la vida se le comparaba'.

Los recuerdos flotaban entre los platos y los brindis. Se habló de sus frases inolvidables al aire, de su risa contagiosa, de su manera de regalar música como si fuera parte de su propio ADN. Al final de la cena, alguien propuso un brindis: “Por Gastón”. Y así lo hicieron. Porque hay voces que nunca se apagan.

Quizás nunca lo conocimos del todo, pero los recuerdos de quienes lo rodearon dibujan a un hombre querido, cuya voz sigue resonando en quienes lo escucharon.

En su blog, Javier Lishner compartió una anécdota sobre Gastón Medina sin imaginar la reacción de sus lectores. Muchos comenzaron a recordar y compartir sus vivencias con el popular "Wolfie", reviviendo grandes momentos junto a él.

Leyenda de la foto: En la foto Gastón junto a su hermana Vivian y su mamá Domitila Sotomayor.

Facebook Gastón Medina Sotomayor

El 12 de mayo de 2018, Gastón Medina escribió una emotiva publicación en Facebook dedicada a la mujer que le dio la vida. Amaba a su esposa y a sus hijos, pero también llevaba en su corazón a su madre, a su familia, a esos lazos irrompibles que lo moldearon desde niño. Detrás del periodista incansable, del comunicador que denunciaba injusticias y buscaba la verdad, había un hombre profundamente sentimental, un hijo que nunca dejó de extrañar a quien le enseñó a ser fuerte y a seguir su vocación.

 

En esta publicación, escrita en vida, Gastón dejó al descubierto una faceta íntima que muchos no conocían: su amor eterno por su madre, Domitila. De niño, no podía pronunciar su nombre completo y, con la ternura de la infancia, la llamaba "Matila", un apodo que con el tiempo se convirtió en símbolo de su vínculo inquebrantable. En sus palabras se reflejan gratitud, dolor y, sobre todo, un amor que trasciende.

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Gastón Medina «Wolfie» entrevista a Gustavo Cerati, líder Soda Stereo en Lima-Perú (1986).

Fuente: La Lupa

En un video, Gastón Medina sonríe mientras responde con entusiasmo una pregunta sobre Soda Stereo. Recuerda su paso por Radio Panamericana, donde todos lo conocían como Wolfie, y revive una anécdota con la misma pasión con la que defendió cada historia que contó. Es un momento simple, casi cotidiano, pero hoy cobra otro significado.

Para algunos, su muerte será solo una cifra más, un periodista más asesinado, otro reportaje sobre un crimen sin resolver. Pero no es así. Mientras haya memoria, habrá justicia. Porque el periodismo no es solo contar historias: es desafiar el silencio, incomodar el poder, dar voz a los que ya no están. Y Gastón Medina lo hizo hasta el final.

El periodismo no ha muerto. Porque todavía hay quienes siguen buscando respuestas. ¡Gracias totales, Gastón! Gracias totales, querido Wolfie. Hasta siempre.

Video publicado por Tio  Retro en homenaje a Gastón y su paso por Radio Panamericana

Redacción e investigación:

Jeanette Pérez Osorio

DISEÑO:

Shirley Nelida Mariella Castillo Hernandez

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